La transición energética que demanda el cambio climático, y también los compromisos legales ya asumidos, implica un desafío social y tecnológico. Es social porque pide a la población una conciencia acerca del consumo energético, que aprenda a racionalizar sus recursos, a no derrocharlos y hacer un uso eficiente. Es tecnológico porque el objetivo no es dejar de usar energía, sino casi lo contrario: la vida moderna está cada vez más electrificada y el deseo es que cada dispositivo sea capaz de ofrecer más servicios requiriendo menos energía. Los productos eficientes son eso: equipos que con el mínimo recurso posible son capaces de ofrecer más y mejores prestaciones que las versiones anteriores.
En este contexto, las fuentes de energía renovables se presentan como la gran solución. Si el planeta sufre las consecuencias de la explotación de recursos agotables, nada mejor que recurrir a fuentes inagotables cuyo aprovechamiento tiene un impacto casi nulo en el medioambiente.

Grandes comunidades electrificadas, productos eficientes y un planeta sano y equilibrado están más cerca de ser una realidad que una utopía si se toma el camino de las energías renovables, también conocidas como “alternativas” por ser una propuesta distinta a la tradicional explotación de combustibles fósiles.
La elección no está libre de peros. La distancia entre las grandes urbes y las fuentes naturales de energía son el primer inconveniente, no menos complicado que la posibilidad de mantener una calidad de energía constante obtenida de fuentes inagotables, pero fluctuantes, como lo son, por ejemplo, el viento o la luz solar.
Nuevos sistemas de almacenamiento, nuevas redes de distribución, reformulación de consumidores en prosumidores, inyección a la red y hasta generación distribuida: el desarrollo tecnológico apunta en esa dirección, todo un panorama nuevo se abre camino y ya lo hace a pasos agigantados.

Dentro de su catálogo, la empresa Cimet cuenta con opciones de cableado para sistemas fotovoltaicos, especialmente ideados y fabricados para ese tipo de aplicaciones. Se trata de Ecocables, cables para instalar en los sistemas fotovoltaicos (FV), para la instalación en el lado de corriente continua. Son adecuados para uso de forma permanente a la intemperie, durante muchos años en condiciones climáticas variables exigentes.

Ecocable es una cuerda unipolar con aislación y envoltura de un compuesto reticulado, con una tensión nominal en corriente continua de 1,5 kV entre conductores y entre conductor y tierra.
El material conductor es cobre recocido recubierto con una capa continua de estaño y se adecua a la clase del conductor según IRAM NM 280:

La aislación es un compuesto reticulado aplicado por extrusión sobre el conductor y suma una envoltura externa también de compuesto reticulado y aplicado por extrusión, pero sobre la aislación, color negro, rojo o azul.
En su totalidad, la construcción de Ecocable responde a la norma IRAM 62930, y a pedido puede suministrarse bajo otras normas o especificaciones que desee el cliente.